En esta ocasion les acercamos un fragmento de un recorrido en una integracion que nos permite ubicar que no se trata ni de la mirada de la docente ni de la mirada del acompanante sino como el titulo del escrito lo indica, se trata de un “Mirar de a dos“ de Camila Sturtz.
“(…)el jardín manifestaba de este niño que no participaba en ninguna actividad, que permanecía horas debajo de la mesa o escondido en un rincón y se rehusaba al contacto con sus compañeros. No se le conocía la voz y se comunicaba mediante señas.“
“Muy de a poco y con el devenir de los días comenzaron a observarse movimientos en la conducta de Juan a la par que fue constituyendose un vínculo de confianza entre acompañante y docente. «Mutuamente nos íbamos habilitando a intervenir, con cautela, sin presionarlo y respetando sus posibilidades». La maestra se anima a incentivarlo, a invitarlo, a «forzarlo» suavemente. Y Juan comienza a responder, al principio con cierto enojo, con resistencias, pero pudiendo día a día ir venciendo nuevos obstáculos(…)“
Imágen: Paloma Valdivia