Hoy les compartimos unos fragmentos del escrito “Desde lejos no se ve” de Eugenia Lacorraza. Una perlita que permite ubicar que muchas veces es más prudente hacer una pausa y hacerse una pregunta que llenar apresuradamente con una respuesta.
“La demanda era clara: Dimitri debía entrar a esa ronda, en esa escena que, hoy, era tan lejana para él. Pero… ¿Cómo estar seguras de que eso que nosotras veíamos como una ronda lo era para él? ¿Realmente podía darse cuenta que interrumpía y no dejaba ver a sus compañerxs? ¿Los reconocía como sus compañeritxs de jardín?(…)
Esa ronda que nombramos desde el inicio cobró sentido para él únicamente cuando se pudo construir una escena escolar a la cual él podía acceder, pero no como eslabón para completar ese lugar vacío, sino, justamente, habilitando ese lugar vacío para que él pudiera entrar y salir cuando fuera necesario.
Fue la construcción de ese puente que conectaba lo que permanecía afuera y adentro de la ronda lo que posibilitó acercarle esa escena que bordeaba pero a la cual no podía entrar. Ambas, la docente y la acompañante, desde nuestro lugar, lo acompañamos a cruzar.”
Imagen: María Wernicke