Les acercamos fragmentos de un trabajo de Agustina Bascialla que nos orienta para seguir pensando la inclusión escolar:
“Desde el primer día de clases observo que la niña nunca asiste sola, la acompañan Twilight, Fluttershy, Pinky, Rainbow, y Applejack. Sus cinco ponys, de My Little Pony.
En el aula, será lo primero que pondrá en el banco y muchas veces casi lo único. A Ana le cuesta mucho poder responder a las consignas de clase, apenas puede copiar del pizarrón con letra imprenta. Tarda mucho, aprieta fuerte el lápiz y se cansa rápido. “Aburrido” y “no me interesa” (…)
Hablando con su seño, le muestro que con el dibujo del caballo ella pudo encontrar un lugar y las ganas para ensayar. Le propongo la idea de hacer un caballo grande para mostrar ese día del acto, y que esté disponible en caso de que Ana quiera actuar(…)llevo solo la silueta de un caballo para que luego Ana le agregue lo que falta. Esa misma mañana le cuento que con su seño habíamos pensado en ese caballo pero que necesitábamos ayuda para terminarlo! Ana, entusiasmada, le agrega los ojos, la boca, el pelo y también escribe con mi ayuda “Caballo Blanco de San Martin” y “Mapa”. Ella espera por primera vez a que sea el turno de su curso para actuar. (…)Sube, muestra el cartel y canta fuerte aquella aparentemente ignorada canción.”
Foto: Paloma Valdivia